Hoy un grupo de pobladores que amenazan con quemarse a lo bonzo sobre las techumbres de la Población El Volcán II hacen noticia. Hace casi dos semanas un grupo de pobladores en Peñalolén alegaban porque otro grupo de pobladores se querían tomar las casas que el gobierno les había entregado. Estos dos episodios, que han marcado bastante los primeros días del Gobierno de nuestra flamante Presidenta, tienen un aliciente común, el deseo desmesurado de sus protagonistas por tener un techo propio y acabar de una vez por todas con su realidad de allegados.
La rabia de estas personas radica en que sienten que el sistema avanza lento. Argumentan que llevan demasiados años esperando por una casa, pero que siempre son otros los que sacan casa primero que ellos ¿Hasta que punto se justifica el luchar por obtener un bien raíz? Yo creo que se justifica en la medida que la necesidad lo exija, pero con los límites necesarios. A veces por la fuerza no se logra nada.
La real base de este problema se encuentra en la burocracia de la que son presa los organismos de gobierno que se ocupan de estos asuntos. Como dije en el otro BLOG muchas veces los gobiernos tienen en alguna parte la mejor intención de que los problemas se resuelvan dictando medidas acordes con ello, sin embargo siempre algo falla porque los engranajes que hacen funcionar la maquinaria no son de la calidad esperada. Eso obliga a estas personas a tomar decisiones, que no siempre son las mejores, para reclamar por algo que creen les pertenece. Si la lentitud en la tramitación de los beneficios que se les promete a estas personas se agilizaran más tal vez las situaciones como las que hemos visto hoy en Puente Alto, si bien no desaparecerían del todo, no serían con la violencia y la rabia que hoy tienen. Pero estamos en el mundo, en Chile, país en vías de desarrollo con una de las economías más estables del país... Dicen. Esas cosillas quedarán para el amplio ideario de sueños incumplidos que desean ser resueltos en mi chilito querido. La vida real nos espera allá afuera, con burrocracia y lentitud. Pero, como dicen por ahí, soñar es gratis.
La rabia de estas personas radica en que sienten que el sistema avanza lento. Argumentan que llevan demasiados años esperando por una casa, pero que siempre son otros los que sacan casa primero que ellos ¿Hasta que punto se justifica el luchar por obtener un bien raíz? Yo creo que se justifica en la medida que la necesidad lo exija, pero con los límites necesarios. A veces por la fuerza no se logra nada.
La real base de este problema se encuentra en la burocracia de la que son presa los organismos de gobierno que se ocupan de estos asuntos. Como dije en el otro BLOG muchas veces los gobiernos tienen en alguna parte la mejor intención de que los problemas se resuelvan dictando medidas acordes con ello, sin embargo siempre algo falla porque los engranajes que hacen funcionar la maquinaria no son de la calidad esperada. Eso obliga a estas personas a tomar decisiones, que no siempre son las mejores, para reclamar por algo que creen les pertenece. Si la lentitud en la tramitación de los beneficios que se les promete a estas personas se agilizaran más tal vez las situaciones como las que hemos visto hoy en Puente Alto, si bien no desaparecerían del todo, no serían con la violencia y la rabia que hoy tienen. Pero estamos en el mundo, en Chile, país en vías de desarrollo con una de las economías más estables del país... Dicen. Esas cosillas quedarán para el amplio ideario de sueños incumplidos que desean ser resueltos en mi chilito querido. La vida real nos espera allá afuera, con burrocracia y lentitud. Pero, como dicen por ahí, soñar es gratis.
(Fotografía: La Tercera)
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