viernes, 31 de marzo de 2006

SOY CINÉFILA ¿Y QUE?

Tengo ganas de ir a ver la película FUGA al cine. Pero no tengo el tiempo para hacerlo en estos días. A veces me da rabia cuando no alcanzo ver una película que me interesa en la pantalla grande, entonces pienso que tendré que esperar a que salga en video o dvd para ver la imagen comprimida en la caja idiota.
Yo no sé porque hay películas que apenas son estrenadas, me las consigo de inmediato para verlas en mi casa... Pero hay otras que, aunque me las ofrecen, son rechazadas porque digo: "No, esa es para verla en el cine". Yo ahora creo que Fuga es para verla en el cine, al igual que lo crei con Munich.
Hace más de un año conozco a alguien que, aunque no lo crea, excerbó mi hambre cinéfila. Es decir, me hizo darme cuenta de que yo era una de ellos. Mi amigo es cinéfilo y adicto a la música, es las dos cosas... Pero son las películas lo que más compartimos. Primero me prestaba películas, después yo le prestaba... El Ladrón de bicicletas, las horas, La belleza de las cosas, Julio comienza en Julio, Crimen Ferpecto, Million dollar baby...
¿Viste esta película?
¿Ascanio Cavallo hace unas
críticas excelentes de cine, sabías?
Nos gusta el cine...
Me gusta el cine ¿Y qué?
Entonces, con ese empujón inicial hacia la adicción que comenzó a los 14 años, cuando fui sola por primera vez al cine a ver Pulp Fiction de Tarantino, empecé a explorar otros géneros que no fueran el drama o la comedia y llegué al Cine clásico, redescubrí que antes adoraba Casablanca, que la película Citizen Kane me parecía una imagen fidedigna de lo que eran los medios de comunicación estadounidenses en tiempos de William Hertz. Que Gary Cooper e Ingrid Bergman hicieron una actuación de culto en Por quien doblan las campanas. Además, llegué al terror... Terror italiano, Cine Mondo, Mario y Lamberto Bava, Terror gringo... John Carpenter. Cine gore... Peter Jackson en sus inicios. Vampiros, hombres lobos, Bela Lugossi. Películas raras, muy raras... como una vez dije que me gustaban. Almodóvar, pero más en sus inicios que el actual.
Ahora sólo tengo ganas de ir a ver la primera actuación de Alfredo Castro en pantalla grande diciendo: "LA MÚSICA... VALE CASHAMPA". Comer mis cabritas y maravillarme con el efecto de las figuras humanas gigantescas frente a mis ojos y ese sonido envolvente que tiene la sala de proyección.

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