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Las tradiciones dentro del universo católico dicen que este periodo litúrgico no sería tal si el Papa no emitiera su tradicional mensaje. Este año, el nuevo Pontífice Benedicto XVI, posterior a su primera encíclica "Dios es amor" (Éxito de ventas entre el nutrido círculo eclesiástico, a nivel de religiosas de todas las congregaciones y católicos bien devotos), le envió al mundo su primer mensaje de cuaresma denominado: "Al ver Jesús a las gentes se compadecía de ellas". El contexto en el cual se encuentra este mensaje responde a la necesidad que todo el mundo tiene de acabar con la pobreza, ya sea dando mayor dignidad a las personas que la padecen, escondiéndolos en alguna parte porque no son estéticos... En fin, todos tienen una razón para deshacerse del pobre que tienen al lado. Obviamente, y respondiendo a su milenaria línea editorial, la iglesia preferirá acabar con la pobreza optando por la primera alternativa, siempre ha abogado por una cuestión de caridad y mucha oración para rebatir en los hombres la cuestión de la carencia de bienes. De hecho, Benedicto lo asegura:
"Hoy, en el contexto de la interdependencia global, se puede constatar que ningún proyecto económico, social o político puede sustituir el don de uno mismo a los demás en el que se expresa la caridad..." 
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También asegura que antes de llevar a los hombres el bienestar material, hay que llevarles el bienestar espiritual.
Al leer la primera parte de esta cartita a los católicos del mundo, los dichos del Papa se asocian a lo que el mundo entiende hoy por pobreza. Llama a los gobiernos de cada país a preocuparse y a no dejar de lado este mal social que desde siempre ha caminado entre nosotros. De hecho, creo que hasta critica un poco la globalización, es decir, la concentración de dinero en un sólo sector (Llámese potencia mundial), pero hasta ahí no más, porque la iglesia sabe que asomarse más allá es ahondar en terrenos peligrosos que pueden hacer pensar que están tiñendo su catecismo de rojo (Bien sabemos todos que Dios y Lenin nunca se han llevado bien).
Lo que la Iglesia no puede o no quiere decir, lo sustituye con lo de siempre, el rezo, la caridad y el alimento espiritual como primerísima regla para salvar a un desamparado, lo demás viene después, es como una burocracia celestial... "Si usted no me alimenta espiritualmente al pobre, entonces no puede darle ayuda de ningún otro tipo... Siguiente". Para el catolicismo es más importante esto que llenarlos de lo que realmente necesitan, dignidad, estabilidad y comida.. Sinceramente, a veces me sorprende que al mismo clero le sorprenda, valga la redundancia, la baja de fe entre las personas.
De alguna manera en la segunda parte se hace patente lo anterior, en resumidas cuentas, Benedicto nos dice que primero que nada es más importante ir a la iglesia a rezar para que los campamentos se desvanezcan mágicamente cuando salgamos de misa. Que si le damos el 1% de nuestros ingresos a las diócesis nos vamos a poder ir a dormir tranquilos porque con eso ayudamos a alguien que lo necesitaba... ¿Será? Es cierto que cuando Jesús veía a las gentes se compadecía de ellas, pero él siempre les tendió la mano, físicamente, no iba a encerrarse a la Sinagoga para rezarle a Yaveh por que llegara un genio
maravilloso a llenar de oro a la persona que le pedía ayuda. Sinceramente creo que el Papa, en vez de estar promoviendo hechos y no acciones a través de las encíclicas y los mensajes, debería tomar conciencia de todo lo que tiene a su alrededor, de mirarse el anillo papal que le van a romper cuando muera, de ver cuanta plata se gasta en el mantenimiento diario de la Basílica de San Pedro y ver si realmente todo lo que le adorna su diario vivir en el Vaticano va acorde a lo que la Iglesia predica, pero no practica... Acción social, ayuda en terreno y no hincada ante un altar. A veces hace bien salir de la burbuja y ver que es lo que hay afuera... en el mundo... ¿Me copia Sumo Pontificececece?
Al leer la primera parte de esta cartita a los católicos del mundo, los dichos del Papa se asocian a lo que el mundo entiende hoy por pobreza. Llama a los gobiernos de cada país a preocuparse y a no dejar de lado este mal social que desde siempre ha caminado entre nosotros. De hecho, creo que hasta critica un poco la globalización, es decir, la concentración de dinero en un sólo sector (Llámese potencia mundial), pero hasta ahí no más, porque la iglesia sabe que asomarse más allá es ahondar en terrenos peligrosos que pueden hacer pensar que están tiñendo su catecismo de rojo (Bien sabemos todos que Dios y Lenin nunca se han llevado bien).
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De alguna manera en la segunda parte se hace patente lo anterior, en resumidas cuentas, Benedicto nos dice que primero que nada es más importante ir a la iglesia a rezar para que los campamentos se desvanezcan mágicamente cuando salgamos de misa. Que si le damos el 1% de nuestros ingresos a las diócesis nos vamos a poder ir a dormir tranquilos porque con eso ayudamos a alguien que lo necesitaba... ¿Será? Es cierto que cuando Jesús veía a las gentes se compadecía de ellas, pero él siempre les tendió la mano, físicamente, no iba a encerrarse a la Sinagoga para rezarle a Yaveh por que llegara un genio
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