viernes, 11 de diciembre de 2009

LAS GOLONDRINAS AL INFINITO Y MÁS ALLÁ...

La semana comenzó bien extraña... Una golondrina casi choca conmigo y no me extraña si esas son tan atolondradas para volar.

Antiguamente, antes de que llegaran las casas y se convirtiera en mi barrio, el terreno era un peladero selvático con sauces llorones y explanadas de pasto silvestre. Las golondrinas aparecían entonces y siguen apareciendo hoy, claro que ahora tienen que sortear los techos burdeo de las casas de mi querido, frío y distante barrio.

Tras tener ese encuentro peligrosamente cercano con la golondrina negra de pecho blanco (son bellas, aunque tengan vocación de kamikaze) fui al centro y otra vez me pasó lo del villancico... Eso que me pasó el sábado tras encontrarme con "V". Pensé en el embarazo frustrado y que mi hijo tendría cinco meses y que estaría en el centro comprándole regalos para su primera navidad.

Es bien injusto que las mujeres tengamos que pasar por eso y que a algunas nos afecte tanto, al punto de quedar con la mente estrujada por esos arrebatos desquiciados que muchos deben soportar estoicos.

Frase freak de ese día:
"A veces te miro y creo que alguien te hizo mal de ojo o algo parecido. Tanto sufrimiento en un año. No lo entiendo", dijo mi madre.
La madrugada del martes la pasé en vela. Ya esa pildora para dormir que me dan no me hace nada y eso que debo tomar una enterita. Me desespera no pegar un ojo, no estoy tranquila cuando no lo hago. Siento mi estabilidad pasada a llevar por el insomnio. Soy como ese poeta venezolano que nunca pudo dormir, José Ramos Sucre y ya está claro que me gusta por haber terminado su vida en trágicas condiciones. Lo peor del insomnio es que me entristece demasiado y mi carácter se nubla y todas esas estupideces que suceden después.

Esta semana ha sido de dormir dos horas a hora y media. Prácticamente nada. Algo haremos para domir... Aunque tenga que tomarme un olla de leche tibia o de esas agüas milagrosas que tomaban las abuelas y que tienen nombre exótico.

Además, ese mismo día por la tarde encontré un libro en "la casa del elefante feliz" que trata de un...
"oscuro escritor que detrás de numerosos seudónimos o nombres falsos redacta libros según las reglas que le impone Marabini, su editor (...) intenta descubrir el sitio secreto, el centro del sistema, donde se ocultan los voraces correctores"...
Un escritor espía o algo parecido a eso.

Me acordé de ese artículo de los espías que leí en la revista literaria del diario regional grande... El personaje de ese libro es un escritor con doble vida, interesante... Por eso lo compré, a pesar de que estaba todo ajado producto del manoseo irresponsable de la gente que no sabe hojear o vitrinear los libros.

Por tales malos tratos lo rebajaron de $7500 a $1990... Era el único que quedaba. Mi suerte para encontrar gangas es única, ojalá tuviera buena fortuna para otras cosas pero... En fin. Como estoy con esto de coordinar el "Focus group" para el final de mi tesis no lo podré leer aún... Espero con ansias tener un tiempo para hacerlo.

El miércoles ocupé la mañana en armar el regalo de navidad para la madre de mi ahijado, un album de fotografías con los 12 meses de vida del chiquillo documentados. Es increible como crece y cambian las facciones de un niño durante un año. Lo miro y es como si mirara a mi hijo. Este es postizo, claro.

El jueves decidí que no iré a trabajar el 13 de diciembre en vista de que nadie me ha hablado de dinero, sólo sé de trascendidos y yo con trascendidos no funciono, no quiero arriesgarme a dejar el alma en las mesas de votación por dos chauchas. Mi pega y mis cinco años de estudio valen por lo menos el sueldo mínimo... Y más, espero. Aún quedan muchas elecciones presidenciales y municipales. Dicen todos que soy joven así que me quedará vida para eso ¿No? Además me enteré de que el año nuevo lo pasaremos aquí y que iremos por el día a Curicó el 1º de enero, lo que confirma que mi táctica es infalible (llámenme egoísta, pero si mis padres deciden por mí teniendo yo 28 años, que se atengan a las consecuencias)
¿Cuál es mi táctica?...
No, esa es como el ingrediente secreto de las recetas de las abuelitas. No se cuenta. Menos si nadie se da cuenta de que la aplico.

Por la tarde fui a dejar la documentación para inscribir la tesis y que me den una fecha de defensa, que posiblemente sea en los últimos días de enero.

Y hoy viernes me encuentro en plena madrugada escribiendo esta especie de recuento. Antes hacía muchos resúmenes de mi vida, luego me aburrieron y ahora lo retomo para que en un tiempo más me vuelvan a aburrir y así hasta el infinito y más allá.

Me voy a dormir. Ya están cantando los pajaritos.

Espero no encontrarme con mi amiga la golondrina otra vez...

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