domingo, 10 de febrero de 2008

PLAYA, SAN PÍO, SAN ANTONIO Y LA SERPIENTE DE UN OJO... ADEMÁS DE UNA REFLEXIÓN ACERCA DEL VERANEO Y EL SÍNDROME DEL NIDO VACÍO... ESO CREO

Ayer, mientras estábamos sentados a la mesa tomando once y mi papá decía que había decidido irse a la playa el 20 y no el 12 como habíamos quedado, mi madre me dijo lo siguiente:

"Ayer le pedí al Padre Pío que te encuentres un novio este año para que te saque a veranear... Me da lo mismo que tus tías hablen por irte a la playa sola con un hombre. Ya tienes 26 años, estas harto pasadita... además que hoy la juventud está tan moderna que ni esperan a casarse para irse a tener relaciones por ahí"

Y delicadamente, como lo hace siempre, tomó la taza, bebió un poco de té y luego comió un trocito de pan con tomate.

Mientras, mi padre la miró serio y con el ceño fruncido. Yo la miré entre asombrada y con risa.

Ya veía que recreaba ahí mismo en la mesa el diálogo de la película: "La novia fugitiva", en donde la abuela del personaje de la Julia Roberts le dice al Richard Gere:
"Yo sé porque ella teme casarse... La mujer siempre le ha temido a la serpiente de un ojo en su noche de bodas..."
Y claro, yo le hubiera tenido que contestar lo mismo que la Julia le respondió a la veterana en la película:
"Abuela... Yo hace mucho tiempo dominé a la serpiente de un ojo"...
Claro, mi madre ya lo sabe... Pero a mi papá se le hubiera terminado de desarrollar el asombro a través de un leve atragantamiento con un pedazo de pan... Es que los padres siempre abogan por ver a sus hijas como la niña bonita, con su carita de rosa... Esa misma que describía Lucho Barrios en su canción.

Bueno, no dudo de las virtudes que el santo al que mi progenitora le tiene devoción hace un par de años, pero creo que la divinidad en cuestión tendrá cosas más importantes que hacer que buscarme un compañero de viaje para mis próximas vacaciones. Además, eso da cuenta de que mis padres... O sólo mi santa madre... Está entrando en aquella etapa del matrimonio en que ya los hijos estorban, ese que tiene que ver con la segunda luna de miel y esas cosas que llegan en cierta etapa de la vida.

Y pensar que hace dos años hubo un caos familiar cuando ella decidió que no se saldría a veranear en la familia porque yo no tenía ganas de ir... Quería quedarme en casa, sola... Quería estar sola porque no me sentía bien y quería pensar... Sola...

"No... Yo no puedo dejarte sola. No ¿Y si te pasa algo? ¿Si se meten a robar en la casa, como te defiendes? ¿Si te da hambre?"

"Mamá... ahí me las arreglo... Pero vayan ustedes dos. Pueden llamarme todos los días si quieren, pero vayan. Necesito estar sola."

"¿Y para qué? Para eso nos tienes a nosotros. Si tú no vas en esta casa no se sale a vacacionar. No. Imagínate ¿Qué clase de madre deja a su hija sola en una casa en verano? No"...

Claro, aquella vez tuve que ir para que mi padre, que me odió en ese momento, pudiera salir y disfrutar de la playa y hacer todo lo que a él le gusta en el litoral... Comer mariscos, comer pescado en todas sus formas, comer tortillas de rescoldo, caminar largas horas a la orilla del mar. Conversar con los pescadores en la mañana... Todas esas cosas que le gustan a él.

A mi madre le gusta ir a la playa, pero que no haya nadie alrededor, porque pueden verla mientras toma sol.

Y a mí... Bueno, este es mi primer veraneo con 60 kilos menos, así que no sé que me gusta. Antes salía y me sentaba en la playa sola, mirando el mar... Una sola vez tuve a un grupo de niños a mis espaldas que se deleitaron con mi presencia durante los 20 minutos que duré sentada frente a ellos. No pasaban de los 12 años... Y decían que una ballena había varado en la playa... En fin, esos eran otros tiempos y generalmente por eso evitaba salir de la cabaña.

¡Cómo cambian las cosas en dos años!
En el 2006 a mi madre le daba un infarto si me quedaba sola en Talca... Y de paso mi padre me odiaba... En el 2008 le reza al padre Pío para que el próximo año tenga novio que me saque a veranear sin importar el que dirán. Ya nada le escandaliza a mi mamá parece...

Ahora de a poco comienzo a sentirme como esos personajes que viven al alero del techo paterno pasados los 30... Pero yo tengo 26
¿Cómo se explica eso?
Raro... Muy raro.

El asunto es que primero será la petición de que tenga media naranja para salir a veranear, después que tenga media naranja para salir los viernes en la noche, aunque no me guste mucho salir los viernes en la noche y después... derechamente... la manda a San Antonio para que el novio se case conmigo y montemos una linda casa con muchos hijos... Muy lejano a lo que quiero para mí en estos momentos.


Toda esta situación en la mesa familiar me hizo tener una interrogante que me ha hecho despertar a las cinco de la mañana para poder dilucidarla con su ayuda, escasos pero fieles lectores

¿Hasta que punto es posible abusar del apoyo paterno en materia hogareña?

¿Hasta que punto los padres transan el amor que tienen por nosotros, versus la necesidad de que volemos con nuestras propias alas?

Tengo un primo que tiene 40 años, una novia y un hijo político. Vive con mi tía y dice que lo hará hasta que la hermana de mi madre nos deje y ella está tan feliz
¿Habrán diferencias entre hombres y mujeres a la hora de pedirles que dejen el nido?
A fin de cuentas es claro que una tiene que emigrar. De hecho, mi sueño es vivir sola cuando tenga un piso económico sólido... Y esperemos que así sea. Pero
¿Y si el padre Pío le cumple a mi madre y a los 28 soy madre, esposa y dueña de casa?
Noooo... ¡Que horror! Ahí la periodista se va a la cresta... Después les cuento porque.

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