Ayer volví de Duao. Un lugar maravilloso.
Duao es un pueblo tranquilo. Se encuentra en la costa norte del Maule y es sólo una calle sin veredas en donde el caminar de la gente debe convivir con el raudo marchar de los autos y buses. Pero es una convivencia tranquila, cada parte respeta su espacio y eso para alguien que viene de una ciudad relativamente grande donde nadie respeta a nadie, es increíble.
El poblado está apretadito contra el cerro para dejarle espacio al mar.
En las mañanas, la caleta de pescadores se repleta de bueyes que ayudan a los botes a adentrarse en la playa para que éstos vendan los pescados que sacan del mar... Incluso pequeños tiburones que eran exhibidos en la pescadería "Sin enbidia", con "b" y esto lo hicieron para poder diferenciarse de la pescadería "Sin envidia", con "v" que está en Iloca o en La Pesca, no recuerdo. A medida que llegan los botes, las gaviotas sobrevuelan la caleta en espera de que algún pescador benevolente y piadoso les dé algo.
Antes de Duao está Iloca, antes de Iloca está La Pesca. Todos son pueblos pequeños. Iloca es el más grande. Todos son pueblitos de una calle, pero Iloca "la lleva". Tiene disco, ferias y un circo. La Pesca es un lugar donde sólo hay cabañas para descansar, algunos almacenes y residenciales... Como Duao, pero sin camping y sin terminal de buses.
Este lindo pueblito tiene playas de aguas tranquilas, las olas rompen mar adentro. Hay roqueríos y lindas vistas. Caminar y caminar por la playa te hipnotiza y eres capaz de caminar unas dos horas sobre la arena mojada sin darte cuenta... Como me pasó a mi el domingo, mi última jornada allá. Recorrí la playa y cuando me volteé a mirar noté que Duao ya no se veía y que estaba sola. El mar y yo. Entonces me senté un rato a pensar porque estaba ahí.
¿Les ha ocurrido que a veces tienen un deseo imperioso por ir a un lugar determinado? No saben porque. Yo nunca en mi vida había ido allá, pero tenía un deseo imperioso por llegar, además que alguien me había dicho que insistiera en ir a ese lugar. Mis padres querían Iloca, pero insistí en el pueblo aquel y me hicieron caso. Ese domingo en la tarde, recorriendo la plaza, me di cuenta de porque estaba ahí... Y aquella persona también llegó al pueblo de manera fortuita.
Ambos íbamos a ver la puesta de sol al mismo lugar desde el viernes 22. Yo en un lugar, él en otro. Aquel domingo conversamos y conversamos y conversamos como si nos hubiésemos conocido de toda la vida...
Duao es un pueblo especial... No sé... Pero independiente de todo, para mi lo fue. De alguna manera llegué de una forma y terminé yéndome totalmente diferente. Que raro es cuando te encuentras con personas así, que crees conocer de toda la vida. Yo volvería... Sola, acompañada... Como fuera, pero volvería...
Les recomiendo ese pueblo. Vayan para estar en paz, porque lo van a lograr.
Duao es un pueblo tranquilo. Se encuentra en la costa norte del Maule y es sólo una calle sin veredas en donde el caminar de la gente debe convivir con el raudo marchar de los autos y buses. Pero es una convivencia tranquila, cada parte respeta su espacio y eso para alguien que viene de una ciudad relativamente grande donde nadie respeta a nadie, es increíble.
El poblado está apretadito contra el cerro para dejarle espacio al mar.
En las mañanas, la caleta de pescadores se repleta de bueyes que ayudan a los botes a adentrarse en la playa para que éstos vendan los pescados que sacan del mar... Incluso pequeños tiburones que eran exhibidos en la pescadería "Sin enbidia", con "b" y esto lo hicieron para poder diferenciarse de la pescadería "Sin envidia", con "v" que está en Iloca o en La Pesca, no recuerdo. A medida que llegan los botes, las gaviotas sobrevuelan la caleta en espera de que algún pescador benevolente y piadoso les dé algo.
Antes de Duao está Iloca, antes de Iloca está La Pesca. Todos son pueblos pequeños. Iloca es el más grande. Todos son pueblitos de una calle, pero Iloca "la lleva". Tiene disco, ferias y un circo. La Pesca es un lugar donde sólo hay cabañas para descansar, algunos almacenes y residenciales... Como Duao, pero sin camping y sin terminal de buses.
Este lindo pueblito tiene playas de aguas tranquilas, las olas rompen mar adentro. Hay roqueríos y lindas vistas. Caminar y caminar por la playa te hipnotiza y eres capaz de caminar unas dos horas sobre la arena mojada sin darte cuenta... Como me pasó a mi el domingo, mi última jornada allá. Recorrí la playa y cuando me volteé a mirar noté que Duao ya no se veía y que estaba sola. El mar y yo. Entonces me senté un rato a pensar porque estaba ahí.
¿Les ha ocurrido que a veces tienen un deseo imperioso por ir a un lugar determinado? No saben porque. Yo nunca en mi vida había ido allá, pero tenía un deseo imperioso por llegar, además que alguien me había dicho que insistiera en ir a ese lugar. Mis padres querían Iloca, pero insistí en el pueblo aquel y me hicieron caso. Ese domingo en la tarde, recorriendo la plaza, me di cuenta de porque estaba ahí... Y aquella persona también llegó al pueblo de manera fortuita.
Ambos íbamos a ver la puesta de sol al mismo lugar desde el viernes 22. Yo en un lugar, él en otro. Aquel domingo conversamos y conversamos y conversamos como si nos hubiésemos conocido de toda la vida...
Duao es un pueblo especial... No sé... Pero independiente de todo, para mi lo fue. De alguna manera llegué de una forma y terminé yéndome totalmente diferente. Que raro es cuando te encuentras con personas así, que crees conocer de toda la vida. Yo volvería... Sola, acompañada... Como fuera, pero volvería...
Les recomiendo ese pueblo. Vayan para estar en paz, porque lo van a lograr.
No hay comentarios:
Publicar un comentario