He escuchado hablar tanto de Pablito Ruiz (Que ahora quiere que lo llamen Pablo porque ya creció) por estos días debido a la nueva moda KITSCH, o como se escriba, que se me despertó la nostalgia y recordé un hecho raro en mi vida.
A finales de los '80 estábamos inmersos en una época de cambios... Plebiscitos, finales de dictaduras, comienzos de elecciones, libre expresión por todas partes, Imagen Latente... cine chileno rasca... Susy y el nacimiento de Marcela Osorio como símbolo sexual y... la música.
En 1989 Aylwin y Fra-Fra se peleaban las elecciones presidenciales codo a codo. Todo Chile se sabía la historia de los pollitos y mi familia acababa de adquirir su casa propia. Recuerdo escuchar en la radio a Ana Gabriel y alguna que otra canción de Los Prisioneros... La Xuxa comenzaba a sonar y un niño llamado Pablito y apellidado Ruiz se convertía en el sueño de todas las pre-púberes de aquella época. El rango de edad de sus fanáticas estaba entre los 8 y los 13 años. Todas lo amábamos... Sí... yo cantaba Huoooo Mamá, ella me ha besado o Ven a mi, yo te amo y te deseo Lady, Ladyyyy...
Antes del '89 no recuerdo la visita de ningún otro artista de renombre para deleitar con su voz a la población talquina. Pero un día lo supe, con ocho años jamás había tenido una experiencia tan subliminal al saber que Pablito Ruiz... SI!!! EL MISMO PABLITO RUIZ!!! Vendría a Talca para cantar en nuestro Estadio Fiscal. Yo tenía que ir, pero ese mismo día mis papás me dijeron que no y se zanjó el asunto. Pero mi tía, que por aquellos entonces me cuidaba mientras mis progenitores traían el pan al hogar, me iba a salvar. Igual entendamosla, con 25 años en esa época igual tenía una especie de sentimientos medios pedófilos por este cabro chico y me dijo que iríamos a esperar a que saliera rumbo al Estadio desde el Hotel. YUPIII!!!! Pensé yo.
Cuando llegamos al lugar había un mar humano de pendejas vueltas locas, histéricas, con caras de demonios, esperando a las afueras del Hotel Plaza. La cosa parecía una protesta cualquiera porque había un fuerte contingente policial por acá y un guanaco de dos metros por allá, con la pistola lista pa escupir agua ante cualquier disturbio... Y TODO ESE BARULLO LO CAUSABA PABLITO RUIZ EN MI HUMILDE CIUDAD.
Pasaba el tiempo y las niñas se volvían locas, yo veía como se desencajaban sus caras y sus actitudes cambiaban nate el espanto de sus madres que las agarraban para que no fueran a caer presa de su fiebre uterina prematura sobre el pobre Pablito, que por aquellos momentos era casto y puro.
Entonces se escuchó a lo lejos:
"¡Ahi vieneeeeeeeeeeeeee! hahahahahaha!!!"
Locura, desvarío total, yo agarrada de la mano de tía mientras esta daba de carterazos a las niñas y a sus madres para avanzar a obtener un lugar privilegiado, con el único fin de ver al muchacho de allende Los Andes salir protegido por mil guardaespaldas hasta el bus que lo llevaría a nuestro hermoso (?) recinto deportivo. Fue cuando en un santiamén y entre tanto barullo me tropezé, caí al suelo, me solté de la mano de mi tía justo... justo en el momento en que Pablito salió del Hotel... Todo el fanerío se me vino encima y comenzé a sentir zapatos, rodillas, codos y otras cosas raras sobre mi frágil cuerpecito, mientras yo gritaba, mi tía ahora daba de carterazos a los fanáticos para que dejaran de pasar sobre mí... Y Pablito subía y los llantos de histeria... y yo llorando, viendo zapatos sobre mi... Hasta que un señor carabinero de la nación me salvó y mi tía, para variar, se enamoró de él a primera vista (Ya se había enamorado de mi pediatra, de mi profesor jefe, de mi profesor de educación física y del papá de una compañera... Dios mío!!!). Pero no pasó nada.
Yo, que quería ir a ver a mi ídolo de ídolos, mi primer amor artístico... El muso de mis sueños infantiles... mi prospecto erotico inocenton de Ken para mi Barbie... Yo... por caerme en el momento equivocado me perdí la subida de Pablito al bus.
Recuerdo que mi tía me llevó a una banca de la plaza para constatar lesiones, ver si no tenía nada quebrado, nada fuera de lugar, ningún moretón... ningún huesito salido... Todo milagrosamente bien:
"Si fue el susto no más, mi sobrinita del alma"Me dijo mientras me abrazaba y todavía se acordaba del carabinero que me rescató. Luego me compró un helado y nos fuimos a casa. Nunca le dijimos nada a mis padres y de hecho todavía ni saben que pasé ese trance entre patas y rodillas tirada a la entrada del Hotel Plaza de Talca por él, el nuevo héroe kitsch.
Sí, lo digo a mucha honra.... Yo casi muero por Pablito Ruiz
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