Mientras me hablabas de tu familia me preguntaba ¿Por qué a mí no me quieres igual?
Nunca, nunca hablaste de nadie con cariño. En dos años jamás te oí hablar de alguien así, como hablabas de tu madre, de tu abuelo, de tu hermana y recordaba el beso de esa noche y esa sensación de:
¿Por qué no me quieres igual? Alguna vez me enamoré, fue antes de ti y jamás me pregunté eso, jamás cuestioné aquello… Que me negara un sentimiento que yo necesitaba. Ahora me lo preguntaba, me lo pregunto y pienso a veces que el hijo no nacido tuvo que ver, que ese vínculo que ya no existe, pero que siempre estará ahí para mí, me hizo amarte tanto.
Mientras hablabas de tus idas al hospital, día y noche, para ver a tu madre, tú solo, abandonado por tu hermana y sin que tu padre tuviese la posibilidad de ir a verla me di cuenta de que te quería y me preguntaba ¿Qué hice yo para que no me quisieras igual? ¿Por qué yo llegué a querer a alguien como tú?
No sé si me amaste. No sé si al leer esto te rías (Es lo más probable), pero yo creo que he llegado a quererte más allá de lo correcto y es que contigo no tengo dignidad “M”, se me perdió en alguna parte el día en que me vi ensangrentada, sentada sobre el piso de mi baño, con dolores horribles lacerándome el vientre. Yo creo que esa noche me diste el tiro de gracia sin quererlo tú. Esa noche perdí mi norte y la posibilidad de salvarme de mí misma.
Dios no tiene problemas en cagarte la vida cuando lo estima conveniente. Insiste tanto en que me salve sola de mí misma ¿Y tú? Podrás salvarte de ti mismo alguna vez.
No puedo hacer más que cerrar la puerta. Verte no me hace bien. Verte me destruye más de lo que ya estoy. Quererte sin que me quieras me hace desvanecerme y sé que para tí estas cosas no son importantes. Nada es importante si no se trata de algo tan individual como tú mismo. La soledad de estar solamente tú inmerso en todo esto.
Quisiera que el tiempo se devolviera para no ir a esa maldita fiesta. Para no contestar el maldito teléfono, para no haberte echo caso. Y yo que en parte deseo tanto que todo sea como antes. Yo no quiero verte, porque me duele el pecho y siento un vacío gigante en el vientre. Los dolores vuelven como recuerdo. No puedo olvidar a mi hijo. Aunque digas que es un tema menor al que le doy demasiadas vueltas.
"M"... Quizás te gane ¿Recuerdas nuestra especie de competencia? Quizás alguna vez te gane, porque a mí ya me haz matado en vida. La chiquilla que llegó retrasada en tu primer día de clases ya no existe. Ahora soy completamente diferente. Nunca más volverás a verla.
“No, esto no es correcto”…Y luego el amor… Nuevamente esa sensación:
“No… No debería hacer el amor contigo”…Pero el beso fue y el amor se consumó. Las situaciones se generaron de una forma determinada y ya nadie pudo detener la rueda enorme que pasó sobre mí después.
¿Por qué no me quieres igual? Alguna vez me enamoré, fue antes de ti y jamás me pregunté eso, jamás cuestioné aquello… Que me negara un sentimiento que yo necesitaba. Ahora me lo preguntaba, me lo pregunto y pienso a veces que el hijo no nacido tuvo que ver, que ese vínculo que ya no existe, pero que siempre estará ahí para mí, me hizo amarte tanto.
Mientras hablabas de tus idas al hospital, día y noche, para ver a tu madre, tú solo, abandonado por tu hermana y sin que tu padre tuviese la posibilidad de ir a verla me di cuenta de que te quería y me preguntaba ¿Qué hice yo para que no me quisieras igual? ¿Por qué yo llegué a querer a alguien como tú?
“Al final hay que preocuparse de uno mismo. Nadie más que yo soy importante, tú nunca fuiste importante para mí realmente. Nunca me imaginé que hayas pasado por lo que pasaste, pensé que eran weas tuyas, que te estabas ahogando en un vaso de agua por nada, pero nunca se me pasó por la mente que estuvieras embarazada y que lo hayas perdido. De haberlo sabido… No sé… No habría hecho nada. Porque… No
había nada que hacer”, me dijiste.
“Oye, si la guagua ya no está… La cosa aquí es que tú piensas en ti… Si al final, “M”, lo que pasó entre tú y yo no fue importante”…Tu bajaste la mirada, frunciste el seño, jugaste un rato con una hilacha de tu mochila y nunca dejé de mirarte, quería que me miraras, pero sólo entrecerraste los ojos, frunciste el seño y creo que vi dolor en ti… ¿Acaso para ti fue importante? Yo esperaba que me lo dijeras, que alguna vez alguien me dijera que soy importante… Que ya nada sea espejismo de amor, sábanas sin color, camas sin ardores verdaderos. Quería que me miraras y me dijeras:
“Es que para mí si fue importante”…Y yo sentía que había cometido el peor error de mi vida al decirle tal cosa… Pero luego vino la situación inventada…
Eso me hubieras dicho… Y mi situación imaginaria se vió interrumpida:“Son imaginaciones tuyas”, me dirías…
“Si no fue importante, como que nada hubiese pasado. Todo igual”…
“Tú y yo somos distintos. Muy distintos”.Pero siempre supiste que no fue así. Somos tan iguales… Tan iguales que a veces entiendo porque no me quieres como quieres a otros, porque yo no soy tan importante como lo fueron otros.
No sé si me amaste. No sé si al leer esto te rías (Es lo más probable), pero yo creo que he llegado a quererte más allá de lo correcto y es que contigo no tengo dignidad “M”, se me perdió en alguna parte el día en que me vi ensangrentada, sentada sobre el piso de mi baño, con dolores horribles lacerándome el vientre. Yo creo que esa noche me diste el tiro de gracia sin quererlo tú. Esa noche perdí mi norte y la posibilidad de salvarme de mí misma.
Dios no tiene problemas en cagarte la vida cuando lo estima conveniente. Insiste tanto en que me salve sola de mí misma ¿Y tú? Podrás salvarte de ti mismo alguna vez.
No puedo hacer más que cerrar la puerta. Verte no me hace bien. Verte me destruye más de lo que ya estoy. Quererte sin que me quieras me hace desvanecerme y sé que para tí estas cosas no son importantes. Nada es importante si no se trata de algo tan individual como tú mismo. La soledad de estar solamente tú inmerso en todo esto.
Quisiera que el tiempo se devolviera para no ir a esa maldita fiesta. Para no contestar el maldito teléfono, para no haberte echo caso. Y yo que en parte deseo tanto que todo sea como antes. Yo no quiero verte, porque me duele el pecho y siento un vacío gigante en el vientre. Los dolores vuelven como recuerdo. No puedo olvidar a mi hijo. Aunque digas que es un tema menor al que le doy demasiadas vueltas.
"M"... Quizás te gane ¿Recuerdas nuestra especie de competencia? Quizás alguna vez te gane, porque a mí ya me haz matado en vida. La chiquilla que llegó retrasada en tu primer día de clases ya no existe. Ahora soy completamente diferente. Nunca más volverás a verla.