Por las venas me corre la sangre, la misma que me deja permanecer con vida...
La misma que me hierve cuando tengo rabia...
La misma que se me alborota cuando me enamoro...
La misma que se me descompone en el cuerpo producto de la pena, porque la tristeza es tan grande cuando pienso en todo lo que he pasado y siendo tan pequeña en medio de esta inmensidad que se supone es la existencia no puedo ver más allá, porque siempre he presentido que no tengo futuro más allá de un par de años. Siempre se sabe cuando se ha nacido para vivir...
Y yo he buscado, con tanta ansia he buscado la señal que me muestre, que me diga que viviré más allá de ese par de años...
Hasta ahora que la pluma marca el papel a fuego con estas palabras nunca encontré nada. No hay nada más que el abismo. El abismo de saberse muerta entre tanta vida...
Como decía Neruda
"Sucede que me canso de ser hombre"...
Sucede que me canso de ser mujer...
Sucede que me canso de vivir a veces, desde niña me he cansado...
Sucede que me canso de ser invisible para los otros...
Sucede que ya no tengo fuerzas y que esta pena me consume tan rápidamente que un día esta llama se desvanecerá en mi alma y ya nunca más volverá a prender.
Entonces sabré que me he ido. Notaré que finalmente ya han pasado ese par de años. Me habré ido.
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