Ayer hizo mucho calor... Y caminé mucho.
Me levanté a duras penas, entré a la ducha y luego me pinté los ojos de un color naranja pálido, para que hiciera juego con mi blusa (Es que me estoy poniéndo muy mina, ahora me maquillo).
Salí de casa a las 09:00 de la mañana y regresé a las 23:00 de la noche.
Entre la mañana y la noche entrevisté, caminé, tomé café, comí pan con jamón, escribí un libreto, fui testigo de un huracán, después fui testigo de otro huracán, después imprimí papeles, después esperé al profe, después supe que a lo mejor doy repechaje, después salí de la U, después caminé entre la gente llena de regalos, después pasé frente a la Casa Sahie y los oídos se me llenaron de esa esa musiquita de las luces navideñas y después doblé entre falabella y ripley y después fui a la Tostaduría Oriente y me compré un capuccino vanilla en vasito de cartón y tapita de plástico y me compré un pie de limón de $200 y me senté en la escalinata del local y mientras me bebía el café y masticaba mi pequeño pie, miraba los colectivos y autos pasar. Corría un vientecito agradable y yo pensaba que tenía que llegar a escribir, que es lo que me gusta, pero estaba cansada y no sabía si sería capaz...
Y me picó el ojo derecho y me rasqué y se me olvido que estaba pintada y el rimel se me corrió... Por eso no me pinto, porque me gusta andar por la calle con la cara pálida y rascarme el ojo en paz
Cuando se acabó el café fui a casa y mi madre, que sabía que no había comido casi nada, me esperaba con pollo y ensalada. Eran las 23:00, pero comí igual. Después escribí y envié lo que escribí.
Traté de dormir, pero no pude y ahora estoy aquí, en plena madrugada de jueves, escribiendo esta sarta de tonteras...
Tampoco me saqué el maquillaje, así que mañana voy a amanecer con ojeras de rimel...
Y me acuerdo de Ana Torroja diciendo:
Me levanté a duras penas, entré a la ducha y luego me pinté los ojos de un color naranja pálido, para que hiciera juego con mi blusa (Es que me estoy poniéndo muy mina, ahora me maquillo).
Salí de casa a las 09:00 de la mañana y regresé a las 23:00 de la noche.
Entre la mañana y la noche entrevisté, caminé, tomé café, comí pan con jamón, escribí un libreto, fui testigo de un huracán, después fui testigo de otro huracán, después imprimí papeles, después esperé al profe, después supe que a lo mejor doy repechaje, después salí de la U, después caminé entre la gente llena de regalos, después pasé frente a la Casa Sahie y los oídos se me llenaron de esa esa musiquita de las luces navideñas y después doblé entre falabella y ripley y después fui a la Tostaduría Oriente y me compré un capuccino vanilla en vasito de cartón y tapita de plástico y me compré un pie de limón de $200 y me senté en la escalinata del local y mientras me bebía el café y masticaba mi pequeño pie, miraba los colectivos y autos pasar. Corría un vientecito agradable y yo pensaba que tenía que llegar a escribir, que es lo que me gusta, pero estaba cansada y no sabía si sería capaz...
Y me picó el ojo derecho y me rasqué y se me olvido que estaba pintada y el rimel se me corrió... Por eso no me pinto, porque me gusta andar por la calle con la cara pálida y rascarme el ojo en paz
Cuando se acabó el café fui a casa y mi madre, que sabía que no había comido casi nada, me esperaba con pollo y ensalada. Eran las 23:00, pero comí igual. Después escribí y envié lo que escribí.
Traté de dormir, pero no pude y ahora estoy aquí, en plena madrugada de jueves, escribiendo esta sarta de tonteras...
Tampoco me saqué el maquillaje, así que mañana voy a amanecer con ojeras de rimel...
Y me acuerdo de Ana Torroja diciendo:
"No me mires, no me mires. Déjalo ya. No he dormido nada esta noche. ¡Hey! Tengo una cara que no puedes mirar porque te vas a horrorizar"
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