Hace unas semanas me enteré de que esta acá, el mismo hombre, el mismo del que he hablado. Ya no está lejos de Talca, sino que está aquí, inmerso en esta ciudad.
La verdad es que esto tal vez no le interese a nadie, pero...
¿A quién se lo cuento?
Me cuesta recordar nítidamente el último día que lo vi antes de que se fuera. Era agosto. Era de noche y tenía ante mí a un hombre tan desamparado, tan diferente a lo que es ahora. Tenía ante mí una puerta que me llevaría a un futuro que tal vez pudo ser bonito... o tal vez desastroso.
Nunca hubo un desenlace del todo claro para ambos. Éramos como Tim Roth en Reservoir Dogs. En esa película él interpreta a un policía encubierto dentro de un grupo de ladrones al cual hieren mortalmente en el estómago durante un asalto, él sabe que va a morir. Se sabe cadáver.
Nosotros nos sabíamos cadáveres de las circunstancias desde mucho antes de involucrarnos, pero no nos queríamos dar cuenta.
Es una tortura mental tan frustrante, tan ambivalente en el repaso de los hechos.
Nunca hubo un desenlace del todo claro para ambos. Éramos como Tim Roth en Reservoir Dogs. En esa película él interpreta a un policía encubierto dentro de un grupo de ladrones al cual hieren mortalmente en el estómago durante un asalto, él sabe que va a morir. Se sabe cadáver.
Nosotros nos sabíamos cadáveres de las circunstancias desde mucho antes de involucrarnos, pero no nos queríamos dar cuenta.
Es una tortura mental tan frustrante, tan ambivalente en el repaso de los hechos.
De aquella noche recuerdo su olor, su perfume y la sensación de mi mano acariciándole el pelo... nada más. Mi cabeza cortó el resto de la película, tal vez porque ese día nisiquiera me dijo que se iría y yo me enteré mucho después... Tras buscarlo incansablemente, soportando que me lo negaran en cuanto lugar iba a preguntar por él. Finalmente lo supe... Y de milagro.
Pero él volvió, ahora está en esta ciudad y yo no tengo nada que hacer salvo olvidar.
Quise olvidar leyendo a Bukovski y fui a la libreria a comprar un libro de él.
Hoy en día está casi de moda ser intelectual. Independiene de eso, puede que realmente tenga en mi cabeza la inquietud de leer y conocerle un poco más. La verdad es que la respuesta es muy ambigua, pero en el fondo no quiero abanderizarme por un movimiento al leerlo, es sólo que quiero salir del universo de mis 14 años, donde los García Márquez, las Isabeles Allendes y las Ángeles Mastrettas reinaban en mi vida y me hacían ver el mundo como si fuera una bomba de realismo mágico a punto de explotar.
La máquina de follar (Vaya título para olvidar)Tuve el libro entre mis manos; de tapas moradas, con una mujer desnuda frente a una extraña máquina en la portada. Me cautivaba. Pero después de verlo unos segundos, de mirar el precio en la primera página, de hojearlo un rato, me pregunté si en realidad quiero leer a Bukovsky.
Hoy en día está casi de moda ser intelectual. Independiene de eso, puede que realmente tenga en mi cabeza la inquietud de leer y conocerle un poco más. La verdad es que la respuesta es muy ambigua, pero en el fondo no quiero abanderizarme por un movimiento al leerlo, es sólo que quiero salir del universo de mis 14 años, donde los García Márquez, las Isabeles Allendes y las Ángeles Mastrettas reinaban en mi vida y me hacían ver el mundo como si fuera una bomba de realismo mágico a punto de explotar.
Antes de mí, él jamás había oído hablar de otro escritor que no fuera Manuel Rojas y su "Vaso de leche". Por mi conoció a García Márquez, a Cortazar, a Mario Puzzo... los únicos autores que conocía en ese momento.
Recuerdo que un día le leí un cuento de Anaís Nin: "El incesto" y me dio risa la cara de horrorizado que puso cuando lo oyó y el fingido desinterés que mostró cuando le conté el tormentoso romance que ella tuvo con su padre:
Recuerdo que un día le leí un cuento de Anaís Nin: "El incesto" y me dio risa la cara de horrorizado que puso cuando lo oyó y el fingido desinterés que mostró cuando le conté el tormentoso romance que ella tuvo con su padre:
"Te gustan los personajes atormentados a ti", me dijo
Puede ser que me gusten, porque yo misma me atormento de vez en cuando sin motivo. Él siempre es el motivo, no hay otro
¿Hasta que punto es aconsejable rodearse la vida con estas cosas?
¿Hasta que punto es normal?
¿De que nos sirve tanta tortura mental?
Quiero leer a Bukovski... Quizás porque no quiero leer lo que todos leen. Todo el mundo ahora lee a Harry Potter o el Código Da Vinci, que es un libro muy bueno, no me cabe duda, pero todos lo leen y todos creen entenderlo... Charles es tan poco masificado entre nosotros.
Nadie me presentó A Charles en el colegio. Pero sí me presentaron a Cortazar, a Isabel Allende, a García Marquez o a Sábato, todos excelentes pero...
Nadie me presentó A Charles en el colegio. Pero sí me presentaron a Cortazar, a Isabel Allende, a García Marquez o a Sábato, todos excelentes pero...
¿Por qué obviaron este?
Leeré a Bukovski. Lo leeré para olvidar.
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