Ayer salí, era tarde, como las ocho... A veces una hace cosas un poco impulsivas, estás viendo la tele y de repente ves la hora, sin mediar nada tomas tu bolso, tu celu y sin explicaciones mediante sales de tu casa con rumbo desconocido para tus padres... Sólo tú sabes donde vas y que harás...
Estaba nerviosa... Yo sabía que si iba, estaría ahí y que aunque me ocultara, él me vería. Entonces, comenzaría nuevamente el círculo que no acaba... Y otra vez mirarnos sin hacerlo... hablarnos con el lenguaje del cuerpo, interpretar los sentimientos... Saber lo que no es cierto y negar lo que sí lo es... Una espiral eterna... Es lo mismo... Y pasa siempre que nos vemos de lejos.
Cuando ya sentí que el impulso estaba desapareciendo, decidí irme... Estaba muy lejos ¿Me habrá mirado de verdad... O era yo la que se imaginaba que me miraba de verdad? Tal vez en esta oportunidad había logrado ocultarme tan bien que ni siquiera se había dado cuenta de que era parte de la diversidad presente en ese lugar... O tal vez yo imaginaba que estaba ahí y en realidad nunca habia salido de mi casa... Todo era efecto del calor, del impulso... ¿Quien sabe? Al final todas las verdades son relativas en la vida.
Sólo sé que desde que me fui de ahí, cierro los ojos y el aroma de las calles de ayer reviven en mi nariz, escucho de nuevo el sonido de mis zapatos pisando sobre el piso de ese lugar... Recuerdo que ahí nadie me notó... Y para los demás estas son palabras que nunca debieron pasar... O que simplemente no sucedieron jamás.
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