Hablar de hospitales está de moda por estos días. Sí, mujeres que dan a luz en baños o en taxis. Médicos que suspenden actividades por diferencias varias. Gente que se queda sin operaciones y presidentas que inauguran hospitales fantasmas.
No cabe duda de que está muy de moda el asunto ese.
Para llegar a Curepto hay que tomar un bus que se adentra en los cerros que rodean Talca. El viaje es bonito, lleno de curvas y verde… Campos, pueblitos intermedios y una que otra colonia extra-large de pino radiata. Para que les digo como es el pueblo. Chiquitito, acogedor y con una plaza e iglesia preciosas. La cosa es que un día el lugar aquel se quedó sin hospital. El recinto se caía debajo de viejo y la gente iba en busca de prestaciones médicas a Licantén o a mi linda ciudad… Talca.
Un día comenzaron a construir un hospital nuevo, moderno, grande y luminoso y los habitantes de Curepto estaban esperanzados porque ya no tendrían que pegarse el tremendo viaje a las localidades antes mencionadas. Ahora volverían a tener todo en casa, cerca… inmediata.
Y el 29 de febrero estaba todo listo. Llegó la Presidenta con toda su comitiva. Autoridades locales. Parlamentarios. Prensa. Que bonito… Curepto por fin tenía su hospital.
Tras inaugurar el lugar, la Mandataria recorrió con una sonrisa las dependencias. Ahí encontró gente esperando atención primaria, una embarazada que estaba “casi para la foto” haciéndose su última ecografía:
“¿Vamos a saber que es?”
Decía Michelle mientras ponía su mano sobre el vientre redondo de la mujer y todos tenían esa risa tierna en las caras… Esa que provocan las chicas grávidas.
Luego todas las miradas se concentraron en el hombre enfermo. Un peladito morenito con pijama azul que estaba acostado en una de las camillas. La Presidenta lo miraba, le preguntaba cosas y el paciente le respondía sonriente. No… Si era un hecho, el hospital estaba funcionando. Y cuando todos quedaron contentos y los niños del pueblo le bailaron cueca, la Mandataria partió de vuelta a Santiago a seguir con sus deberes… Salvar al mundo, saber que cresta hacer con el Transantiago, mostrar siempre una sonrisa, besar guaguas en las visitas oficiales… Esas cosas que hacen los Jefes de Estado.
Pero había un detallito chiquitito. Inauguraron el Hospital y todo. Era color damasco, bonito, con letritas metálicas que formaban la palabra: “Hospital de Curepto”. Lindo. Pero no estaba listo… O sea… Lean el diálogo que escuché ayer.
“La Michelle la pasó tan bien en Curepto… ¡Te morís! Y no te imaginas tú la rabieta que le dio cuando le contaron que el hospital no funcionaba”, decía una señora importante de Talca a otra más importante que ella “¡Imagínate que la persona que estaba en la camilla era un funcionario del hospital que se hacía el enfermoooo!”
“Pero que terrible…”, señalaba la receptora del mensaje (Que, reitero, era más importante que la emisora).
“Cuando pasó todo él volvió a su casa y las camillas se las llevaron del hospital”…
Claro, era una bomba que amenazaba con explotar en cualquier momento. Era de casi todos los días que en la tele los periodistas hablaban de eso. Que era todo una vulgar y estúpida mentira. Que la atención primaria era mas o menos, que las camas eran prestadas, que habían implementos en el hospital que no se sabían usar y que el paciente peladito era de mentira y que la embarazada iba pasando por afuera mirando el cielo cuando alguien le dijo:
“Señora ¿Quiere conocer a la Presidenta?”
Y así fue como quedó la ca** y Vidal apareció en su podio regalón en la Moneda para decir:
“No se le miente a los 10 mil habitantes de Curepto y no se le miente a la Presidenta de la República, porque al final lo que es muy bueno para Curepto, contar con un hospital de primera calidad, se pierde por la insensatez y el descriterio de entregarlo cuando no están todas las condiciones y su equipamiento en punto”
Y así fue como Gerardo Herrera, director del Servicio de Salud del Maule al momento de inaugurarse la galleta hospitalaria, se fue con viento fresco… Porque de arriba le pidieron la renuncia.
Pa que vamos a andar con cositas… Si más de alguno de nosotros ha galleteado algo… ¿Con qué fin? No sé, las posibilidades son muchas.
Yo siempre digo que para galletiar algo hay que ser valiente y care palo. Pero para galletiar un hospital entero, sólo para que la Presidenta lo inaugure… Además de valiente y care palo… Hay que ser muy ...
Porque a la Presidenta no se le miente, porque ella es la omnipotente de Chile. O sea, si ya se sentirá mal porque desde que asumió le dicen que no sirve
¿Se imaginan como se sentirá al darse cuenta de que fue parte de un tongo?
Y ni se enteró.
Definitivamente mi región en materia de salud se ha destacado negativamente. Tenemos guaguas cambiadas, un hospital regional “ahí no más”, virus asesinos… Y un hospital galleta… ¿Qué vendrá después?