miércoles, 22 de febrero de 2006

LA ARENA SUENA COMO SERPIENTES CASCABEL

En estos precisos instantes estoy en un cyber de Pichilemu. Sí, Pichilemu, el mismo que es considerado mundialmente como el paraíso del surf, el mismo al que vienes y te encuentras que hasta las panaderías tienen sus letreros en forma de pequeñas tablitas de surf y es que todo acá gira en torno a este deporte que desafía la fiereza de las olas... Todo.

Los Pichileminos viven de esto. Sus hoteles, hosterías y pensiones reciben a rubios muchachos que vienen del extranjero acarreando a sus espaldas las pesadas tablas que les darán equilibrio en medio del mar cuando este genere las tan preciadas olas...

Es Pichilemu, el mismo pueblo en el cual Paulina Nin quiso dárselas de alcaldesa y le hicieron soberana tapa...

El pueblo en sí es bonito, el centro abarrotado de gente es lo que más se agradece por las noches, cuando sales a dar vueltas, porque, si bien ves los mismos comercios, las mismas ferias y las mismas artesanías, es entretenido ver la cara de personas nuevas observando por primera vez lo que nosotros vimos por primera vez unos días antes.

Otra cosa preciosa es el castillo que hay al lado del Parque Ross. Está abandonado, pero hay un sector, el salón Agustín Ross Edwards, en donde se exhiben pinturas, ropa de los años 20... es lindo...

En el Parque hay ferias, hay palmeras, una pileta que no tiene agua en donde juegan los niños y una panorámica espectacular del pueblo con su playa y todo.

Pichilemu es adictivo... podrías venir acá incluso en invierno, porque las ganas de estar aquí persistirían hasta entonces.

En la mañana salí a dar a vueltas por la playa. Caminé bastante... hasta donde apenas habían unas cuantas personas que iban de aquí para allá a orillas de la playa sobre caballos rentados y me senté.

El viento hacía que las arenas se deslizaran y formaran pequeñas dunas. El viento me golpeaba la cara y el sonido del mar me inundaba los oídos.

Cuando el viento hace que las arenas se desplazen emiten un sonido parecido al de las serpientes cascabel... es tan relajante que puedes dormirte escuchándolo...

Siempre la playa me ha hecho bien...

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