La historia de mi vida no existe. Eso no existe. Nunca hay centro. Ni camino, ni línea. Hay vastos pasajes donde se insinúa que alguien hubo, no es cierto, no hubo nadie. Ya he escrito, más o menos, la historia de una reducida parte de mi juventud, en fin, quiero decir que la he dejado entrever, me refiero a precísamente a esta, de la la travesía del río. Con anterioridad, he hablado de los períodos claros, de los que están clarificados. Aquí hablo de los períodos ocultos de esa misma juventud, de ciertos ocultamientos a los que he sometido ciertos hechos, ciertos sentimientos, ciertos sucesos.
Cuando estás en la calle es cuando te das cuenta de que todo tiene dueño y de que hay cerrojos en todo. Así es como funciona la democracia: coges lo que puedes, intentas conservarlo y añadir algo Si es posible.
Así no más es la cosa ¿Nunca han escuchado esto de los ciclos de la moda? Bueno, el personaje que en este blog he denominado "señor" está pasando de moda. Como que ya está cumpliendo su ciclo... En buen chileno:
"Mi estimado 'Señor', te estai yendo a las pailas"...
Y no es chiste.
Yo soy así, como que a veces me absorven ciertas cosas y de repente quiero cambiar. No me gusta la rutina. La monotonía me exaspera. Para mí todos los días deben tener un color, un aroma, un funcionamiento distinto. En gran parte por eso decidí ser periodista, porque muchas veces programas tu día de una manera y terminas haciendo cosas diametralmente diferentes. Yo creo que hubiese sido lo mismo de haberle hecho caso a mi amigo querido, Mauricio... Él es actor y siempre me dijo:
"Tú estas pintada para actriz"...
Es cierto que para algunos los ensayos pueden tener tintes de monotonía, pero no... La actuación te da la posibilidad de convertirte en tantas personas a la vez. A mí siempre me gustaron los personajes atrevidos... El último papel que interpreté como actriz aficionada fue el de una profesora ninfómada y medio gótica. Y me salía genial. Locuras de una... El atrevimiento viene quizás desde esta timidez que a veces tengo.
El viernes por la tarde alguien me comentó que las cosas que escribía en mi blog eran atrevidas, pero que no entendía porque me escondía tanto. Bueno... ¿Es necesario explicarlo? Vivo en una ciudad tan campechana que... Bueno, son tonteras. Harina de otro costal.
El "señor" pasa de moda y lentamente voy acariciando la metáfora aquella que comenté hace poco. Esa de aprender a surfear. Alcanzar la cresta de una ola que me obsesiona hace mucho, mucho tiempo. Un par de años. Una locura. Otra más. Me estoy poniendo loca, la verdad. Creo que son estas ganas de vivir todos los años de enclaustramiento que tuve por mi ex - obesidad mórbida. Es cierto que igual ya no estoy tan flaca enfermiza como hace un año, pero no estoy gorda. Me encuentro cierto atractivo... Y, aunque suene poco modesta, sé que despierto el interés de algunos. Pero yo decido con quien juego mis cartas. Fue una decisión que tomé con este "señor", ahora estoy preparando el mazo para tirarlo a otra mesa.
Soy una desquiciada que quiere vivir la vida sin ninguna complicación hasta que se me chante la moto y quiera encontrar a alguien que me estabilice... O que esa persona me encuentre a mí. La rueda de la fortuna se detiene en lugares insospechados.
Un aro de humo que se desvanece en el aire. Así podría yo describir mi vida y los deseos que tengo. Todos los días quiero algo que me sorprenda. O yo misma hacer cosas diferentes. Lo malo es que ya por estas semanas mis días se pondrán monótonos por la dichosa tesis, por tener avances que enviarle a "P", mi profesor guía. No sé. Pero se puede soñar, ahí también puedo terminar con la monotonía tan nefasta.